El universo sonoro, rico y complejo resulta fascinante para los niños ya desde el comienzo de su vida, y bien podemos remontarlo a la vida intrauterina, donde comienza a recibir los primeros estímulos y señales, siendo el sentido del oído el primero en desarrollarse intrauterinamente y el último que pierde el ser humano.
Basta observar las reacciones que manifiestan los más pequeños ante los primeros estímulos sonoros: la voz de su madre y/o de quienes cumplen las funciones materna y/o paterna, los objetos que suenan, los distintos sonidos y ruidos de su ambiente doméstico, y ni que hablar ante la música.